El PSOE introdujo ayer en su discurso de oposición el mantra de que el PP debe dar por concluida la legislatura y convocar ya las generales. Un mensaje que conecta con la estrategia con la que afrontó el líder del PSOE, Pedro Sánchez, la entrevista que la pasada semana mantuvo con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.
Los socialistas se instalan en la idea de que quieren dar por agotada la etapa de Rajoy, y convertirle en un «pato cojo» a la imagen de los presidentes americanos cuando se acerca la última parte de su mandato dentro de la limitación de ocho años que establece la Constitución americana.
Mientras que en Moncloa trabajan, precisamente, con la hipótesis contraria. La sensación que trasladan es que el jefe del Ejecutivo quiere cuadrarlo todo para que las elecciones se celebren lo más cerca posible del aniversario de los cuatro años desde los anteriores comicios. Con dos fechas señaladas en el calendario, el 22 de noviembre y el 29 de ese mismo mes.
El propio Rajoy ha asegurado hoy que no adelantará las elecciones generales pese a que aún no haya tomado la decisión de cuándo serán. Y es que no hay decisión cerrada, y la disolución de las cámaras se tiene que oficializar a la vuelta del verano. Es, por tanto, un debate que está abierto en el seno del Gobierno, y la discusión afecta, por ejemplo, a la decisión sobre si impulsan los Presupuestos Generales del Estado para el próximo año, aunque no puedan aprobarse en las Cortes Generales. Mariano Rajoy tiene que disolver 54 días antes de la votación.
Así, si las elecciones fuesen el 22 de noviembre, las cámaras deberían disolverse el 30 de septiembre. En lo que afecta a los Presupuestos, lo primero que el Gobierno tiene que hacer es aprobar el techo de gasto, y debería hacerlo en el mes de junio. Aún no se ha producido ningún movimiento en ese sentido, y en 2016 todavía queda mucho recorte de gasto por hacer en respuesta a las obligaciones de déficit que impone Bruselas.
Hay quienes sostienen dentro del Gobierno que no tiene mucho sentido aprobar el Presupuesto si no lo puedes enviar a las Cortes porque prácticamente el mismo día las disuelves. Aunque también hay quien ha defendido que de una manera o de otra el Gobierno debe seguir avanzando en esos Presupuestos, aunque sólo sea como base para que los ministerios puedan ponerse a trabajar con celeridad en el caso de que el PP vuelva a ganar las generales. Y para dar una imagen de continuidad. Esta decisión, la haya o no, influirá en la fecha final de las elecciones. Pero no factores más partidistas.
El presidente no quiere dar la impresión ante la opinión pública de que intenta utilizar la convocatoria de las elecciones según su interés de partido, señalan en Moncloa. Y también cree que, en coherencia con su defensa de la estabilidad política y de la mayoría absoluta que ostenta el PP, deben celebrarse cuando tocan de acuerdo con la previsión constitucional.
